Acero y cristal
Las villas están alineadas en lo alto del Zürichberg, la mayoría ocultas tras altos setos. Desde aquí se ven los tejados de la ciudad, el lago y, en días despejados, las montañas. Pero hay una rareza en medio: en lugar de yeso y volutas, presenta vigas de acero, grandes ventanales y techos de hormigón. Es la llamada „Casa con una columna perdida“, de Christian Kerez.
Anteriormente había aquí un antiguo edificio con vistas al lago, que no cumplía la masa máxima de construcción permitida. Por ello, los propietarios decidieron derribarlo para construir un nuevo edificio que albergara tres viviendas. En su búsqueda de un arquitecto adecuado, dieron por casualidad con Christian Kerez. En un paseo por Zürichberg, pasaron por delante de un edificio de viviendas que Kerez había construido para su madre: el bloque de pisos de Forsterstrasse. Impresionados por la fuerza bruta del edificio, supieron que este arquitecto de estructuras de hormigón de aspecto monolítico también debía construir su casa.
Sin embargo, Kerez eligió otros materiales dominantes para este edificio: acero y cristal. Quería abrir la vista al lago de Zúrich y extender el interior al exterior. Esto es posible, por un lado, gracias a las ventanas de suelo a techo con sus finos marcos y, por otro, a las habitaciones sin columnas. El resultado es una vista sin obstáculos del lago. Las puertas correderas de cristal que discurren entre las vigas de acero dan a las terrazas. Las balaustradas de las terrazas también son de cristal para no obstaculizar la vista.
Soporte ausente
La construcción del edificio permite espacios sin columnas. Consta de tres pares de estructuras de barras en forma de horca, situadas en los tres lados que no dan al lago. Allí, los soportes de las horcas encierran los usos que Kerez ha colocado en el exterior: el ascensor al norte, el hueco de servicios del edificio al oeste y la escalera al este, que sólo sirve como vía de escape. Cada una de las tres horcas consiste en una columna de tres pisos de altura. Un voladizo de 12,50 metros de altura se sujeta a cada piso, lo que permite disponer de zonas habitables sin columnas.
En el lado del lago no hay ningún soporte, lo que en realidad cabría esperar encontrar allí. Esto se debe no sólo a la vista del lago, sino también a la ley de edificación, ya que el plan de desarrollo estipulaba que no se permitían pilares en este punto de la propiedad. En lugar del soporte que faltaba, unas barras tensoras estabilizan la estructura horizontalmente. De forma casi invisible, permiten los voladizos flotantes.
Una gran superficie acristalada
El soporte de la horca está sujeto a una base de hormigón armado en la planta baja. Los techos de hormigón armado pretensado horizontalmente refuerzan además las horcas de acero. Las vigas de acero se alternan con las ventanas entre ellas. Esto transforma toda la fachada en una única gran superficie acristalada, que permite contemplar el paisaje circundante y comprender el aspecto bruto del edificio. A pesar de su sólida construcción, el edificio parece transparente y se funde con su entorno. En palabras de Kerez, el edificio tiene „un encanto californiano con especificaciones de aislamiento suizas“. Para crear esta atmósfera subtropical a pesar de las temperaturas centroeuropeas, unos bloques aislantes de plástico reforzado con fibra de vidrio separan térmicamente la construcción de acero en la zona de la fachada.
Todas las fotos son de Georg Aerni