La intervención es a pequeña escala, la ubicación céntrica. La Thürwachterhaus está situada a las afueras del casco antiguo de Ingolstadt, a menos de 50 metros de la Taschentorturm, una de las tres últimas puertas de la ciudad fortaleza bávara. El barrio se caracteriza por callejuelas estrechas, edificios pequeños y un espacio urbano que no se define por los grandes gestos, sino por la escala y la densidad. Aquí, el proyecto de BÜRO MÜHLBAUER se integra en la estructura existente con una remodelación precisa, y reinterpreta el tipo de granja urbana.
La Thürwachterhaus cerca de la puerta de la ciudad de Ingolstadt. Remodelado por BÜRO MÜHLBAUER. Foto: Ralph Feiner
El inventario como recurso
El complejo original constaba de un edificio residencial, un edificio agrícola (granero) y un pequeño patio interior. Hasta hace poco, el conjunto se conservaba en gran parte en su volumen histórico, aunque en un estado estructural precario. La tarea: convertirlo en cuatro unidades residenciales contemporáneas, respetando el tejido edificado existente, pero sin consideraciones museísticas.
El acceso al solar sigue siendo por un estrecho callejón lateral. Desde allí se abre el pequeño patio, que no es un jardín, sino un espacio abierto con un carácter utilitario típico de las granjas urbanas. Se ha mantenido la estructura básica de la planta. Durante la reforma, la casa se dividió en tres viviendas independientes: una unidad en la planta baja y dos dúplex en la superior. En total, se repartieron 180 metros cuadrados de superficie habitable. La organización espacial sigue menos la cuadrícula del uso original que las nuevas exigencias del nivel de vida actual.
Granero con armazón de hormigón
La intervención más interesante es el antiguo granero. Donde antes se almacenaba heno, ahora hay una casa adosada de tres plantas con 90 metros cuadrados de espacio habitable. Se ha conservado el cubo exterior, pero el volumen se ha reestructurado por completo. Los arquitectos colocaron en el edificio existente una estructura de hormigón que sostiene estáticamente la nueva ampliación y define su diseño. El hormigonado se realizó con encofrados de tablas hechos a mano, lo que confiere a la superficie una textura robusta, que queda visible en el interior.
El contraste entre lo antiguo y lo nuevo no se busca, sino que se acentúa. El hormigón visto se une a las vigas restauradas, las interfaces claras a las huellas del uso. El carpintero restauró y dejó al descubierto la armadura original del tejado. Ahora abarca una secuencia abierta de habitaciones que se extiende desde la planta baja hasta debajo de la línea de cumbrera. Una cámara de aire central conecta las plantas verticalmente: la galería, la cocina y el comedor están escalonados uno encima del otro. Es una dramaturgia espacial que amplía la estrecha planta sin sobreexponerla.
Patio interior con memoria
También se reorganizó el pequeño patio. El arquitecto paisajista Prof. Maurus Schifferli, de Berna, trazó la zona basándose en su uso original como estercolero, pero sin reconstrucción histórica. En su lugar, el patio formula una referencia precisa: una zona de asientos ligeramente elevada marca la antigua posición del montón, flanqueada por dos plantas autóctonas: la hortensia trepadora y la morera. El diseño prescinde de elementos decorativos y, en su lugar, se concibe como un espacio funcional al aire libre con profundidad espacial.
La conexión entre el interior y el exterior se mantiene deliberadamente abierta. Grandes aberturas en la planta baja de la nueva estructura de hormigón dan al patio, permitiendo la entrada de luz, vistas y movimiento entre las secciones del edificio. El patio no es un jardín en el sentido tradicional, sino un lugar para pasar el tiempo, y como tal forma parte integrante del concepto arquitectónico.
Conclusión: remodelar con actitud
La Thürwachterhaus prescinde de la exuberancia creativa. En su lugar, apuesta por materiales robustos, estructuras claras y un diálogo controlado entre el edificio existente y la intervención. La decisión de instalar una estructura interna de hormigón en el antiguo granero puede haber estado motivada no sólo por el diseño, sino también por consideraciones económicas, pero se ha llevado a cabo con la suficiente precisión y sobriedad formal como para no dominar el carácter del conjunto.
El proyecto mantiene su anclaje local sin ser provinciano. Demuestra que el desarrollo urbano también puede tener lugar a pequeña escala, y que no se requiere ni patetismo ni iconografía para el tratamiento arquitectónico del edificio existente. Sólo actitud.
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