09.04.2025

Público

Relájese en el Arsenale

Pabellón de bambú de Vo Trong Nghia

¿317 metros de ombliguismo arquitectónico en el Arsenale? Eso quedó en el pasado. Con su tema „Freespace“, las comisarias Yvonne Farrell y Shelley McNamara han abierto las largas salas de exposición como „lugar para el intercambio y el diálogo“, según dicen. Mientras que en anteriores bienales los planos a pequeña escala, los textos densos y los vídeos parpadeantes se alineaban sin cesar en la oscuridad, esta vez el visitante ocupa el centro del escenario. Los 65 estudios de arquitectura seleccionados por los comisarios crean para ellos esculturas como símbolo de su actitud, pequeños mundos de experiencia, maquetas de edificios que se pueden tocar: accesibles, tangibles, palpables, acompañadas de sonidos y vídeos. El tema de la bienal, Freespace, es un neologismo en inglés, pero es un término consagrado en alemán y otros idiomas. En consecuencia, las interpretaciones fueron variadas, siempre y cuando las contribuciones se ciñeran al tema (que no tenían por qué).

Pabellón de bambú de Vo Trong Nghia
Pabellón de Australia
Dorte Mandrup
Álvaro Siza
Aires Mateus
Pabellón chino
O'Donnell Tuomey

Hay numerosas pequeñas arquitecturas por toda la Bienal en las que los visitantes pueden descubrir lugares para sentarse y descansar: Por ejemplo, una sala de tela de seda de Toyo Ito, una escultura de mármol en forma de anillo a modo de banco de Álvaro Siza, un paisaje de cojines de estilo oriental de Benedetta Tagliabue, una caja de cine unipersonal de Bearth y Deplazes, una caja mirador unipersonal de Aires Mateus con vistas a un amplio paisaje de hierba, una escalera blanca de O’Donnell Tuomey, un sencillo bosque blanco de columnas de Valerio Olgiati. Realmente se encuentra paz y tranquilidad y oportunidades para hablar, mirar cosas y visitantes. Gran parte está elaborada, lo que -hay que decirlo- no sería económicamente viable sin muchos patrocinadores.

Lo que también llama la atención es que esta vez exponen muchas más arquitectas, lo cual es un gran mérito de los comisarios. Entre ellas figuran nombres tan conocidos como Inês Lobo, Laura Perretta y Maria Giuseppina Grasso Cannizzo, así como otros menos conocidos que merece la pena recordar.

Puede que a algunos esta „feria mágica“, como a veces se oye decir, les parezca terriblemente superficial, pero una experiencia espacial tiene un efecto más duradero y es más fácil de digerir en la masa de las contribuciones que la presentación de cientos de proyectos. El factor lúdico pasa a primer plano, y así las bienales de arte y arquitectura se parecen cada vez más. No en detrimento de la arquitectura, ya que muchos profanos y aficionados a la arquitectura -posiblemente clientes- también visitan la muestra. Al fin y al cabo, los arquitectos hacen lo que mejor saben hacer: crear un espacio interesante en lugar de decir muchas palabras.

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