05.07.2025

Refrigeración pasiva como estrategia clave

Vence al calor
Cubiertas verdes, fachadas claras y elementos de sombreado: la refrigeración pasiva reduce la carga de calor en las ciudades de forma sostenible y energéticamente eficiente. Foto de abodi vesakaran vía unsplash

Cubiertas verdes, fachadas claras y elementos de sombreado: la refrigeración pasiva reduce la carga de calor en las ciudades de forma sostenible y energéticamente eficiente. Foto de abodi vesakaran vía unsplash

Los veranos son cada vez más calurosos, las noches más templadas, las ciudades más densas… A medida que avanza el calentamiento global, los espacios urbanos se enfrentan a un reto creciente: el estrés térmico urbano. Mientras que la climatización convencional se basa en sistemas activos como los aparatos de aire acondicionado -a menudo caros, de alto consumo energético y elevado nivel de emisiones-, un concepto alternativo se está convirtiendo cada vez más en el centro de atención de arquitectos, urbanistas e investigadores del clima: La refrigeración pasiva.


¿Qué es la refrigeración pasiva?

El término „refrigeración pasiva“ describe medidas que enfrían habitaciones, edificios o incluso distritos urbanos enteros sin un suministro de energía activo, es decir, sin unidades de refrigeración eléctricas. A diferencia de la refrigeración activa, la pasiva utiliza procesos físicos naturales como la evaporación, la radiación térmica o la circulación del aire.

El objetivo es detener el calor antes de que penetre o disiparlo eficazmente. Hay tres principios fundamentales:

  • Protección solar y sombreado

  • Aislamiento térmico y reflexión

  • Refrigeración por evaporación e intercambio de aire

Estos métodos pueden marcar la diferencia entre una noche de verano insoportable y otra soportable, especialmente en los centros urbanos densamente edificados, donde se produce el llamado efecto „isla de calor urbano“, es decir, una temperatura significativamente más alta en comparación con el entorno.


Métodos de refrigeración pasiva

Sombreado y reducción de la radiación solar

La radiación solar es una de las principales fuentes de calor para los edificios y las superficies asfaltadas. Una protección solar eficaz reduce significativamente el calor absorbido.

  • Reverdecimiento de tejados y fachadas: las plantas absorben la luz solar y enfrían por evaporación. La vegetación extensiva reduce la temperatura de la superficie de un tejado hasta 40 °C.

  • Celosías y marquesinas de protección solar: elementos arquitectónicos como celosías, balcones o tejados en voladizo proporcionan sombra y reducen la luz solar directa.

  • Sombreado textil: El mobiliario urbano, los toldos y las marquesinas textiles sobre calles o plazas pueden influir específicamente en los microclimas.

Materiales reflectantes y superficies claras

Las superficies oscuras absorben hasta el 90% de la radiación solar, mientras que las claras reflejan gran parte de ella. El llamado „efecto albedo“ desempeña aquí un papel clave.

  • Tejados fríos: los revestimientos especiales de alta reflectividad (por ejemplo, a base de dióxido de titanio) reducen la temperatura del tejado y, por tanto, la calefacción interior.

  • Calzadas claras: En lugar de asfalto negro, cada vez se utilizan más pavimentos de colores claros o incluso refrescantes, que han demostrado aliviar el clima urbano.

Evaporación y agua como medio refrigerante

Las superficies de agua y las superficies que se mantienen húmedas generan un enfriamiento notable gracias a la refrigeración por evaporación, un principio que se utiliza desde la antigüedad.

  • Instalaciones de agua en espacios públicos: fuentes, nebulizadores y cursos de agua aumentan la humedad localmente y reducen la temperatura ambiente.

  • Suelos permeables: materiales como adoquines de hierba o pavimentos de poros abiertos permiten que el agua se filtre y favorecen la evaporación del suelo.

  • Infraestructura verde-azul: la combinación de vegetación y gestión del agua -por ejemplo, mediante cubiertas de retención o canales de infiltración plantados- enfría de varias maneras: mediante la evaporación, el sombreado y la reducción de las superficies selladas.

Ventilación natural y separación térmica

Una arquitectura bien diseñada puede aprovechar las corrientes de aire naturales y evitar la acumulación de calor.

  • Efecto chimenea y ventilación cruzada: en los edificios con aberturas en varios lados, el aire puede circular debido a las diferencias de presión. El llamado „efecto chimenea“ aprovecha el hecho de que el aire caliente asciende.

  • Patios interiores y pozos de ventilación: diseños históricamente probados, como los riads o los atrios, favorecen la circulación del aire y crean zonas sombreadas y frescas.

  • Zonificación térmica: el clima interior puede optimizarse separando deliberadamente las zonas expuestas al calor de los refugios más frescos.


Materiales para refrigeración pasiva

No sólo el método, sino también la elección del material determinan la eficacia de la refrigeración pasiva. Algunos materiales clave:

  • Marga y arcilla: Almacenan la humedad y la liberan lentamente, ideales para la refrigeración evaporativa.

  • Paneles cerámicos de fachada: Reflejan la radiación solar y soportan cargas térmicas.

  • Superficies fotocatalíticas: Los nuevos desarrollos se centran en materiales que no sólo tienen un efecto refrigerante, sino que también descomponen los contaminantes del aire (por ejemplo, con dióxido de titanio).

  • Materiales de cambio de fase (PCM): estos innovadores materiales almacenan el exceso de calor y lo liberan de nuevo con retraso, lo que resulta ideal para igualar la temperatura entre el día y la noche.


Ejemplos prácticos en todo el mundo

Barcelona: supermanzanas e infraestructuras de refrigeración

En las „supermanzanas“ de Barcelona, el tráfico de automóviles está masivamente restringido, el asfalto se sustituye por superficies de colores claros y los espacios públicos se ajardinan. Los sistemas de nebulización de agua en las plazas centrales contribuyen a la refrigeración pasiva.

Singapur: escaparate verde-azul

Singapur combina sistemáticamente el desarrollo urbano con los ecosistemas: Jardines en el cielo, fachadas con plantas, lagos artificiales y reutilización inteligente del agua proporcionan un microclima refrescante, a pesar de las temperaturas tropicales.

Viena: „Cool Streets“ y elementos móviles de evaporación

En la capital austriaca se están creando „calles frescas“ temporales: con sistemas de nebulización, elementos de sombreado y superficies sin sellar como laboratorios de pruebas para medidas permanentes.


Retos y potencial

A pesar de su eficacia demostrada, la refrigeración pasiva sigue infrautilizada en muchas ciudades. Las razones son:

  • Costes de inversión y lagunas de financiación: Aunque las medidas pasivas compensan a largo plazo, muchos interesados rehúyen los costes iniciales.

  • Falta de concienciación: a menudo hay desconocimiento de medidas sencillas y eficaces, tanto entre los propietarios de los edificios como en la administración.

  • Obstáculos legales: En los centros urbanos densos, las zonas verdes o los cambios en el paisaje de los tejados suelen requerir permiso urbanístico.

Al mismo tiempo, la refrigeración pasiva tiene un enorme potencial, tanto para la protección del clima como para la resiliencia social. Y es que el calor urbano afecta sobre todo a los grupos vulnerables. Las medidas de refrigeración pasiva no sólo mejoran el clima urbano, sino también la calidad de vida, la salud y la justicia social.


La refrigeración pasiva, una necesidad urbana

La refrigeración pasiva es mucho más que una tendencia arquitectónica. Es una respuesta estratégica al mayor reto al que se enfrentan los espacios urbanos en el siglo XXI: el creciente estrés térmico. Las ciudades que invierten hoy en estrategias de refrigeración pasiva respetuosas con el clima no sólo se aseguran una ventaja en términos de sostenibilidad, sino que también garantizan el bienestar de sus ciudadanos.

Ya sea mediante tejados verdes, nebulización de agua refrigerante o materiales reflectantes, las soluciones existen desde hace tiempo. Lo que falta es la voluntad política coherente de aplicarlas de forma generalizada.

Porque el futuro de la ciudad no es sólo una cuestión de crecimiento. Es una cuestión de refrigeración.

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