Glass como protagonista
Arquitectura y literatura: a primera vista, ambos campos parecen tener poco en común. Sin embargo, a principios del siglo XX, los textos literarios fueron un importante campo de experimentación para las ideas de diseño de la vanguardia arquitectónica. Sin limitaciones estructurales o financieras, en ellos podían desarrollarse visiones estéticas que nunca habrían podido realizarse estructuralmente.
Los usos potenciales del material pionero, el vidrio, que a principios del modernismo seguía siendo un material especial, difícil de manipular y raramente utilizado a gran escala, también se exploraron inicialmente en el medio literario. Aquí desempeñó un papel importante la obra de Paul Scheerbart (1863-1915), un autor cuyo nombre ha caído en el olvido, aunque sus escritos ejercieron una influencia duradera en el desarrollo de la arquitectura moderna.
La novela de Scheerbart „Lesabéndio“, de 1913, que describe la construcción de una torre de diez millas de altura en un asteroide extraterrestre, se caracteriza por sus visiones arquitectónicas. El objetivo de esta construcción es descubrir los secretos de los cielos y también establecer una conexión entre los reinos superiores y el asteroide a través de la arquitectura.
El hecho de que la arquitectura -especialmente la arquitectura de cristal- también tenga propiedades culturales y beneficiosas para la salud lo describe Scheerbart en su „Novela para señoras“ de 1914 „El paño gris y el diez por ciento de blanco“. Cubriendo todo el mundo con una visionaria arquitectura de cristal, se puede mejorar y hacer feliz a la población.


La ficción se convierte en arquitectura real
Los escenarios arquitectónicos de estas obras, pero sobre todo el documento programático de Scheerbart de 1914 „Arquitectura de cristal, una teoría de la construcción en cristal en 111 capítulos“, atrajeron la atención de arquitectos que reclamaban una clara ruptura con las viejas tradiciones constructivas y una mayor integración del cristal en la construcción. El primero y más importante fue el arquitecto alemán Bruno Taut, que conoció a Scheerbart en el verano de 1913 y le debió la inspiración de su famosa „Casa de cristal“, que se mostró en la exposición Werkbund de 1914. Para el friso de la casa de cristal, Scheerbart compuso un total de 16 lemas para construir con cristal, seis de los cuales se fijaron a la casa de cristal como inscripciones. Scheerbart consideró la realización de Taut como el manifiesto construido de su arquitectura de cristal.
Un año después, Paul Scheerbart murió a los 52 años. Sin embargo, su visionaria arquitectura literaria tuvo un impacto mucho más allá de su muerte e inspiró a numerosos arquitectos en los años siguientes para crear conceptos de construcción expresionistas y futuristas. Una vez más, gracias a Bruno Taut, estas ideas y las secuelas de Scheerbart en la arquitectura se recogieron en la revista „Frühlicht“ (1920-1922).
Scheerbart, que a pesar de estos esfuerzos ha caído en el olvido entre el público, es hoy reconocido sobre todo por la historia de la arquitectura o por sus dibujos expresionistas-grotescos. Como gran inspirador de la moderna arquitectura de cristal, ocupa un lugar en la historia cultural del modernismo.
Sobre el autor: Amelie Mussack estudió Historia del Arte y Literatura en la LMU de Múnich. Está escribiendo su tesis doctoral sobre las tradiciones utópicas en la obra poética de Paul Scheerbart en el programa de postgrado „Narrativa factual y ficcional“ de la Universidad de Friburgo.
Todas las imágenes: Wikimedia Commons.
