Impacto medioambiental
El desarrollo urbano de China está en pleno auge. Pero, ¿cómo podemos entender en Occidente las nuevas metrópolis de Oriente? En el segundo artículo de nuestra serie de cinco, el arquitecto y urbanista Lingling Zhang presenta los „Principios del desarrollo urbano chino con referencia regional“ utilizando el ejemplo de la nueva ciudad que diseñó, „Liaodong Bay New Town“. Dieter Hassenpflug tradujo su „manifiesto“ del inglés al alemán.
Contemplamos la planificación urbana y el diseño arquitectónico desde una perspectiva global, representando así un concepto de diseño holístico respecto al papel de la arquitectura. Al mismo tiempo, prestamos especial atención a un enfoque regional del diseño. Este enfoque, al que nos referimos como „diseño regional“, se centra en la ubicación y el lugar de la arquitectura en el contexto regional, tiene en cuenta las conexiones estéticas y funcionales entre las estructuras y se dedica a los elementos de conexión dentro de las texturas, es decir, una composición de los elementos específica del lugar e informada regionalmente. Visto así, cada edificio debe realizarse como parte de una unidad orgánica dentro del contexto regional. A merced del maremoto de la urbanización global, las culturas y las sociedades están sometidas a cambios desafiantes. En países en rápido desarrollo como China, los profundos cambios en el medio ambiente se han convertido en las últimas décadas en un acompañamiento inevitable de la vida urbana y su desarrollo. Estos cambios se manifiestan en tres dimensiones: la ecológica, la urbana y la cultural. Aunque la urbanización y el desarrollo moderno traen consigo prosperidad económica, movilidad eficiente y servicios enriquecedores para la vida, no se puede negar que el enfoque unilateral en la eficiencia y la velocidad trae consigo una serie de nuevos problemas.
La alta densidad de hábitats humanos provocada por la urbanización obliga a las ciudades a promover un entorno natural, capaz de equilibrar la presión unilateral de lo urbano reforzando la naturaleza. Sin embargo, el desprecio por las implicaciones ecológicas de la urbanización ha provocado constantes conflictos en la relación entre el ser humano y la naturaleza. Estos conflictos se manifiestan, entre otras cosas, en la frecuente contaminación del aire y del agua y, en general, en el aumento de la polución del entorno vital urbano.
Decadencia
Como expresión del cambio permanente de las estructuras industriales existentes, las zonas industriales obsoletas se están abandonando y dejando que se deterioren. De este modo, se crean numerosas zonas en expansión e indefinidas. La imprudente transformación de las estructuras espaciales de las zonas urbanizadas con escasa previsión ha causado muchos problemas naturales. Ha infligido heridas que cicatrizan mal en el tejido ecológico regional. Además, los cambios bruscos y repentinos en la regulación administrativa de la planificación y la construcción han contribuido repetidamente a inhibir, perturbar y fragmentar el tejido urbano en su desarrollo.
Destrucción y construcción
Impulsado por las ventajas económicas, el diseño arquitectónico corre el peligro de buscar lo nuevo, lo grandioso y lo único en todas partes y descuidar o incluso ignorar lo que ya existe en el contexto regional natural y urbano. Esta actitud dificulta el diseño de un espacio urbano abierto y atractivo que respete tanto la naturaleza circundante como la cultura regional. Además, la proliferación de técnicas digitales de simulación y construcción dificulta el fomento de la experimentación en la construcción orientada y sensible al contexto. El uso de potentes herramientas racionales en el proceso de planificación y diseño suele traducirse en una flagrante falta de coherencia natural y cultural, es decir, de integración regional del contexto.
Desmembramiento
Siguiendo los principios rectores de la diferenciación funcional, la especialización espacial o la zonificación, la planificación urbana moderna fomenta el desmembramiento de la periferia de la ciudad hasta hacerla irreconocible. Los desarrollos urbanos se producen siempre de forma poco convencional, no planificada y sin contornos cuando están determinados únicamente por funciones comerciales. La consecuencia suele ser una textura espacial fragmentada y dispersa que desplaza y sustituye al crecimiento „orgánico“ de las ciudades históricas tradicionales. Por ejemplo, el descuido de las „distancias cortas“ y de las correspondientes conexiones diseñadas en ciudades con funciones mixtas o zonificadas a pequeña escala da lugar a importantes restricciones e incluso a la pérdida total de las relaciones sociales. La usabilidad de los espacios urbanos sociales y comunitarios también se ve restringida por innumerables barreras, por asentamientos cerrados y monoestructurados con puertas vigiladas. Como consecuencia, estas formas de producción espacial moderna pueden conducir a la pérdida de la experiencia de una urbanidad feliz y enriquecedora.
Transformación
La enorme demanda de viviendas y la enorme velocidad del desarrollo urbano han caracterizado un „estilo“ urbano distintivo. Anchas autopistas y monótonas urbanizaciones verticales caracterizan ahora el sustrato genérico de las nuevas ciudades chinas. Los habitantes de estas ciudades están perdiendo su sentido del hogar, su sentido de pertenencia, su sentido del lugar. Están entrando en una grave crisis de identidad.
Escenografía
El aprovisionamiento cada vez más sofisticado de las personas en una sociedad altamente comercializada exige una modernización masiva de las ciudades con espacios abiertos al consumo. De forma casi conspirativa, los arquitectos se ven inducidos, por no decir seducidos, por los grandes promotores de proyectos para crear templos de consumo a gran escala destinados al comercio minorista en auge. Se trata de espacios arquitectónicos que Kenneth Frampton ha comparado con los decorados del teatro, con la arquitectura escénica. En las nuevas ciudades en auge y en sus barrios, el público se ve influenciado emocionalmente, incluso seducido, por esta arquitectura de la sociedad de consumo de una forma que suprime y extingue cualquier forma de cuestionamiento crítico de su superficialidad y falta de contornos.
La aparición de tales fenómenos apunta a una flagrante falta de „diseño con referencia regional“, a la ignorancia y supresión de las fuentes locales de inspiración en el diseño urbanístico. Sin embargo, un diseño urbano desvinculado de su ubicación, es decir, que hace referencia a un entorno arbitrario, abstracto y sin identidad, contribuye inevitablemente al deterioro de los ecosistemas locales, a la fragmentación del espacio urbano, a la supresión y destrucción de la cultura local y regional y, por último, pero no por ello menos importante, al menoscabo de la identidad de los habitantes de las ciudades.
En cambio, nosotros vemos la „región“ como un concepto abierto e inspirador. Desde el diseño de un solo edificio hasta la dimensión de la planificación de una nueva ciudad, hay que identificar una estructura local global que dé a todo el proyecto un trasfondo integrador. Sólo sobre esta base es posible un diseño urbano diferenciado. El concepto de „diseño regional“ nos impulsa a aprovechar el potencial de diseño de las formas locales en la naturaleza, la cultura y también en las ciudades existentes e incorporarlas al concepto global y unificador del proyecto. De este modo, el canon local de formas puede convertirse en una fuerza determinante del diseño. De este modo, el diseño también es capaz de superar las desavenencias entre la parte y el todo, así como las demás contradicciones e incoherencias de nuestras nuevas ciudades sin rostro. Bajo la condición paradigmática de la referencia regional en el diseño urbano, los distritos individuales de la ciudad y sus barrios pueden diseñarse con un lenguaje arquitectónico equilibrado y sensible al contexto que ilustre los contornos de una simbiosis de múltiples capas de arquitectura contemporánea y formas locales.
En las ciudades actuales, caracterizadas por el flujo cada vez más rápido y constante de materiales e información y por la evolución de las estructuras urbanas que articulan la voluntad de separar, especializar y reubicar funciones, es necesaria una reorientación hacia alternativas de planificación urbana, cuyos puntos de partida de diseño encontramos no en último lugar en la región.
En el curso de la urbanización, se está despertando el interés de los ciudadanos por las condiciones de vida urbana y, en consecuencia, apoyan un giro creciente de las ciudades hacia estrategias de desarrollo independientes y seguras de sí mismas. Desde su perspectiva, la ciudad ya no es un sistema autosuficiente y, en consecuencia, el desarrollo urbano ya no puede entenderse como un arte autorreferencial que funciona según las reglas intrínsecas de la planificación urbana. Más bien, el desarrollo urbano requiere, por un lado, una operacionalización técnicamente adecuada de los impulsos regionales y locales y, por otro, su inserción en un marco de pensamiento estratégico.
