Fase de financiación en curso
Cuando las ciudades están a reventar, el primer coste es el espacio público. Desde 2009, los urbanistas James Ramsey y Daniel Barasch trabajan en Nueva York en una solución capaz de crear más plazas de aparcamiento incluso en barrios muy densos: el Lowline. En unas cocheras de tranvía en desuso del Lower East Side de Manhattan, el parque se abastecerá de luz solar natural gracias a unos colectores de luz especialmente diseñados para que puedan crecer allí las plantas. A principios de julio, el Ayuntamiento de Nueva York adjudicó a los planificadores el contrato para utilizar el espacio subterráneo.
Desde octubre de 2015, los planificadores han estado presentando el concepto en el Lowline Lab, cerca de la propia obra. La aprobación del ayuntamiento también supuso el inicio de la primera fase de financiación. Se prevé que el proyecto cueste unos 53 millones de euros en total, con un mantenimiento anual de unos 3,5 millones de euros. El ayuntamiento solicita 8,8 millones de euros antes de julio de 2017, mientras que Ramsey y Barasch esperan recibir más apoyo de los patrocinadores existentes, incluidas empresas, organizaciones y donantes privados; el Lowline ostenta el récord de ser el proyecto de espacio público con mayor financiación en la plataforma de crowdfunding Kickstarter.
Las metrópolis se informan sobre el parque subterráneo
Otras metrópolis, como Moscú, París y Seúl, también se han puesto en contacto con el equipo para conocer las posibilidades: Moscú tiene la mayor red de metro fuera de Asia, con 6,6 millones de pasajeros. Para 2030, la ONU calcula que habrá 41 megaciudades con más de 10 millones de habitantes. La planificación del espacio público desempeñará un papel crucial para garantizar la calidad de vida en estas ciudades. Si el concepto del Lowline, cuya inauguración está prevista para el verano de 2021, resiste el día a día, parece ser un camino a seguir para el espacio público de las grandes ciudades. Daniel Barasch declaró a la revista Forbes: „En el siglo XXI, estamos construyendo lugares que quedaron olvidados en el siglo XX. Hay un enorme potencial bajo nuestros bordillos“.