Las fuertes precipitaciones están aumentando tanto en frecuencia como en intensidad como consecuencia del cambio climático. Estos fenómenos meteorológicos suponen una grave amenaza para las zonas urbanas y rurales, ya que a menudo pueden provocar inundaciones, dañar las infraestructuras, afectar a las tierras agrícolas y aumentar el riesgo para la seguridad de las personas.

Los efectos de las lluvias torrenciales y cómo tomar precauciones contra ellas son cada vez más importantes. Crédito: Unsplash
Cómo las lluvias torrenciales provocan inundaciones
Las lluvias torrenciales se deben a precipitaciones intensas en cortos periodos de tiempo, que hacen que grandes cantidades de agua golpeen la superficie terrestre de una sola vez. En las zonas urbanas, las superficies selladas, como carreteras, aceras y edificios, contribuyen a que el agua de lluvia no pueda filtrarse en el suelo. La insuficiente capacidad de absorción del suelo y unos sistemas de drenaje a menudo anticuados o inadecuados hacen que el agua se acumule y provoque inundaciones.
Ni siquiera las zonas rurales son inmunes a las consecuencias de las lluvias torrenciales. Allí, los suelos impermeables causados por los monocultivos agrícolas o el cultivo intensivo de la tierra pueden dificultar la infiltración natural. Además, los ríos y arroyos pueden desbordarse debido a volúmenes repentinos de agua, lo que puede inundar grandes zonas.
Estrategias de precaución para las zonas urbanas
Las ciudades son especialmente susceptibles de sufrir inundaciones causadas por lluvias torrenciales, ya que sus edificios suelen estar diseñados para aprovechar al máximo el suelo y los sistemas de drenaje pueden sobrecargarse. Para contrarrestarlo, urbanistas e ingenieros han desarrollado diversas medidas:
- Aumentar la capacidad de drenaje
Los sistemas de drenaje modernos pueden evacuar mayores volúmenes de agua. La ampliación de los sistemas de alcantarillado y la instalación de compuertas de remanso garantizan una evacuación más rápida del agua y evitan el remanso en los edificios.
- Construcción de balsas de retención de aguas pluviales y zanjas de infiltración
Las balsas de retención de aguas pluviales almacenan el exceso de agua de lluvia, que posteriormente puede drenarse de forma controlada. Las zanjas de infiltración, es decir, los depósitos subterráneos de agua, también permiten la infiltración y el almacenamiento controlados del agua de lluvia.
- Infraestructura azul y verde
Este enfoque combina elementos de gestión del agua (azules) y vegetales (verdes). Algunos ejemplos son los tejados verdes, los adoquines permeables y los espacios verdes urbanos capaces de absorber el agua. Estas medidas reducen el sellado y crean posibilidades de retención natural.
El concepto de ciudad esponja
La ciudad esponja es un planteamiento integrador que mejora la capacidad de absorción de agua de las zonas urbanas mediante diversas medidas. El objetivo es almacenar, filtrar y utilizar el agua de lluvia lo más localmente posible antes de que fluya al sistema de alcantarillado. Los componentes clave de este concepto son
- Zonas verdes: parques, tejados verdes y bordes de carreteras plantados aumentan la infiltración y reducen la escorrentía superficial.
- Retención y reutilización del agua de lluvia: los sistemas de recogida de agua de lluvia permiten utilizarla para el riego y otros fines.
- Vías fluviales naturales y humedales: Estos elementos crean refugios para el exceso de agua y fomentan la biodiversidad.
El beneficio de la ciudad esponja no sólo reside en la reducción de las inundaciones, sino también en la mejora del microclima, el aumento de la calidad de vida y el fomento de la sostenibilidad.
Prevención en el campo: enfoques naturales
En las zonas rurales, las estrategias de precaución suelen centrarse en restablecer los ciclos naturales del agua. Entre ellas cabe citar
- Renaturalización de los cursos fluviales: Al devolver los ríos enderezados a sus curvas naturales, los volúmenes de agua pueden distribuirse mejor y reducirse las inundaciones.
- Plantación de bosques y setos: La vegetación mejora la estructura del suelo y favorece la capacidad de absorción de agua.
- Creación de zonas tampón: Las zonas reservadas específicamente a la escorrentía evitan daños a las tierras edificadas o agrícolas.
Conclusión
Las lluvias torrenciales y las consiguientes inundaciones son un reto cada vez mayor para las zonas urbanas y rurales. Medidas innovadoras como las infraestructuras verde-azules, el concepto de ciudad esponja y las soluciones basadas en la naturaleza pueden mitigar significativamente sus efectos. Sin embargo, se requiere una planificación a largo plazo y la cooperación entre municipios, ingenieros, agricultores y la población para afrontar eficazmente estos retos. Sólo las estrategias integradas pueden garantizar una protección sostenible contra las lluvias torrenciales.
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