El objetivo es convertirse en una ciudad ribereña moderna e internacional. También se pretende modernizar la Kiellinie como buque insignia de la ciudad. Por esta razón, se buscó un concepto de planificación de espacios abiertos y desarrollo urbano para el rediseño del paseo marítimo de 3,5 kilómetros de longitud con zonas de juego, deporte y recreo versátiles e intergeneracionales. Huelga decir que los aspectos de sostenibilidad y conservación de recursos, así como de protección del clima y adaptación al impacto climático, debían considerarse en toda su amplitud. Un concepto global coherente debía combinar los siguientes complejos requisitos:
- Opciones de movilidad atractivas
- Accesibilidad en tierra y en parte en el agua
- Aumento de la calidad de la estancia, la utilización y el diseño
- Vinculación de los espacios urbanos y paisajísticos
- Preservación y desarrollo de los espacios verdes y abiertos existentes
- Creación de situaciones de entrada legibles
- Protección contra las inundaciones
- Más posibilidades de baño
- Mejora del tráfico peatonal y ciclista
- Identificación de la Kiellinie como lugar de eventos
- Integración de servicios de restauración a distintos niveles de precios
- Ampliación de las infraestructuras de abastecimiento y evacuación (por ejemplo, aseos públicos)
Sin embargo, la modernización en torno al Kiellinie va acompañada de intensos debates. Inicialmente, el concurso fue precedido por un concepto de desarrollo urbano integrado. La participación pública implicó a los ciudadanos en el proceso de planificación. Como resultado, en lugar del procedimiento original, se solicitaron en el concurso dos variantes igualmente válidas para la Kiellinie Norte: con y sin tráfico motorizado. La decisión sobre qué variante se llevará a cabo la tomará ahora el ayuntamiento.