For Forest – Un bosque en el estadio de fútbol

El estadio de Klagenfurt se ha arbolado temporalmente desde septiembre de 2019… con arte. La arquitecta paisajista Beatrice Bednar habla de los aspectos positivos y negativos de plantar y escenificar bosques de esta manera.

Casi 300 árboles -abedules, álamos, carpes, arces, pinos, abetos… de diez a doce metros de altura- „crecen“ desde septiembre de 2019 en el estadio de Klagenfurt, construido en 2008 para albergar la Eurocopa de fútbol. Con la instalación artística „For Forest – The Unbroken Attraction of Nature“, Klaus Littmann, mediador artístico suizo, está haciendo realidad lo que el artista tirolés Max Peintner dibujó en 1971 en su mundialmente famosa litografía como un estadio vienés imaginario. El arquitecto paisajista Enzo Enea, conocido por sus grandes trasplantes de árboles, supervisó la plantación de esta escultura forestal temporal. Como casi siempre en la historia del arte, este proyecto también suscitó polémica de antemano. Y eso es exactamente lo que el arte puede y debe hacer, ya sea intencionadamente o no. En contraste con los estudios científicos sobre el estado de nuestros bosques, „For Forest“ permite un examen emocional y subjetivo de este tema.

Sin embargo, para mí, como arquitecto paisajista afincado en Klagenfurt, la cuestión no es lo que realmente se puede ver aquí, es decir, plantas muy grandes en forma de bola sobre losas cubiertas de virutas de madera y mantillo de corteza para proteger la subestructura técnica del césped de fútbol, así como arbustos, hierbas y plantas perennes en macetas que forman el borde del bosque. Me interesa más que los visitantes sin conocimientos de jardinería vean en él un bosque. Pero no es un bosque, no es un bosque y desde luego no es naturaleza. Es una „imagen“ que interpretamos como un bosque. „El proyecto artístico es también un recordatorio de que la naturalidad de la naturaleza algún día sólo podrá maravillarnos en contenedores especialmente habilitados para ello, como ya ocurre hoy con los animales del zoo“, dice Klaus Littmann.

Los arquitectos paisajistas también planificamos y construimos paisajes artificiales, espacios verdes en aparcamientos subterráneos con sustratos hechos de gravilla de ladrillo, sistemas de riego y césped en rollos, donde apenas queda espacio para las abejas, los caracoles, las hormigas y los muchos otros animales que preparan el suelo. Pero, ¿no deberíamos volver a ser más embajadores de la naturaleza? Creemos espacios abiertos que también ofrezcan espacio para el desarrollo de ecosistemas casi naturales, de modo que la naturaleza también pueda ser experimentada y comprendida por las personas que viven en las ciudades y no se convierta en una exhibición. Por la naturaleza.