21.06.2025

Cambio de escena

Foto: José Campos

En las últimas décadas, muchos edificios industriales de las Azores han sido abandonados, sobre todo porque parecían anticuados: limitados a la producción para la que fueron construidos, demasiado caros de mantener o porque lo que se producía en ellos ya no era necesario. Por supuesto, estas enormes naves ofrecen toda una gama de nuevos usos. Su volumetría, amplitud y materialidad han inspirado numerosos proyectos culturales, como museos contemporáneos, teatros y centros culturales.

Concurso

Lo mismo ocurrió con una antigua fábrica de alcohol de finales del siglo XIX. Se utilizó temporalmente para secar y almacenar tabaco, pero luego se abandonó y se dejó deteriorar hasta que fue adquirida por el Gobierno regional en 2006. Sólo un año después se convocó un concurso internacional para transformarla en un centro de arte contemporáneo. Dos estudios portugueses, Menos é Mais, de Oporto, y João Mendes Ribeiro, de Coimbra -ambos firmemente arraigados en la „Escuela de Oporto“ y con experiencia en proyectos de rehabilitación planificados conjuntamente- combinaron sus conocimientos, experiencia y talento y ganaron el concurso.
El complejo está situado en la pequeña localidad de Ribeira Grande, en la costa norte de la isla de São Miguel, la mayor del archipiélago de las Azores, en medio de un impresionante paisaje natural. Se invirtieron 13 millones de euros en el „Arquipélago“, como se llama el nuevo centro. Abrió sus puertas en marzo de 2015 e insufló nueva vida al distrito: el nuevo recinto está aportando una notable nueva dinámica cultural al archipiélago.

Foto: José Campos
Foto: José Campos
Foto: José Campos

Ciudad dentro de la ciudad

En lugar de demoler los edificios existentes, los arquitectos combinaron la rehabilitación con la adición de nuevas secciones de edificios y elementos de acceso. El resultado es la impresión de una ciudad dentro de la ciudad, en la que los nuevos edificios crean una conexión urbana con los más antiguos al tiempo que preservan la estructura del barrio. Se han creado varios callejones y un patio central como espacios públicos que invitan a los visitantes a explorar el lugar. El nuevo edificio se distingue claramente como intervención, pero busca sin embargo la continuidad, con un truco dramatúrgico: todos los materiales utilizados forman una sinfonía armoniosa, sus diferencias y contrastes no constituyen en absoluto rupturas, sino complementos.
Respetando la historia industrial, se han conservado los muros de piedra volcánica oscura con su expresiva masividad, así como las estructuras de madera de los tejados. En la renovación -y reconstrucción cuando ha sido necesario- se han utilizado métodos de construcción tradicionales, modernizando algunas zonas y reforzándolas con hormigón. La piedra de basalto también se utilizó como pavimento para las zonas exteriores, creando un vínculo entre lo antiguo y lo nuevo, el interior y el exterior.

Más información en Baumeister 9/2017

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