Europa está experimentando un aumento sin precedentes de olas de calor extremas. Los efectos de esta evolución son especialmente notables en las zonas urbanas, donde los retos para la planificación urbana, los sistemas sanitarios y las infraestructuras no dejan de crecer.
Temperaturas extremas en las ciudades europeas: las islas urbanas de calor agravan los efectos del calor europeo sobre las personas y las infraestructuras. Foto de Sagar Kulkarni en Unsplash
Olas de calor extremas en Europa: una nueva realidad
Europa es el continente que más rápido se está calentando. Las temperaturas medias están aumentando el doble que la media mundial. En 2023 se registraron valores récord: Las temperaturas superaron la media en 11 meses, y hubo un número récord de días con „estrés térmico extremo“, es decir, temperaturas superiores a 35 o incluso 40 grados centígrados. Las previsiones muestran que ciudades como Copenhague, Estocolmo y Rotterdam pueden esperar un aumento de los días de ola de calor de hasta el 160% para 2100.
Consecuencias sanitarias y mortalidad
Los efectos sobre la salud son graves. En las dos últimas décadas, la mortalidad relacionada con el calor en Europa ha aumentado alrededor de un 30%. Las olas de calor merman la capacidad del organismo para regular la temperatura y provocan calambres, agotamiento, insolación e hipertermia. Las personas mayores, los niños, las personas con enfermedades previas y los grupos socialmente desfavorecidos se ven especialmente afectados.
Las ciudades como focos de estrés térmico
El efecto isla de calor urbano
Las ciudades se ven especialmente afectadas por los periodos de calor. El llamado efecto isla de calor urbano significa que en las ciudades puede hacer hasta 10-15 grados centígrados más que en el campo. Las razones son las siguientes
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Elevada proporción de superficies selladas (hormigón, asfalto)
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Zonas densamente edificadas que impiden la circulación del aire
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Materiales de construcción que retienen el calor
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Escasa proporción de espacios verdes y falta de fuentes de agua.
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Superficies oscuras que absorben más luz solar
Como consecuencia, las ciudades se enfrían más lentamente por la noche y son más frecuentes las noches tropicales con temperaturas superiores a 20 grados. Estas condiciones son especialmente peligrosas para los grupos vulnerables y las personas sin acceso a aire acondicionado o a refugios más frescos.
Infraestructuras y consecuencias económicas
Las olas de calor extremas ejercen una enorme presión sobre las infraestructuras urbanas. El firme de las carreteras y las vías férreas se deforman, las redes eléctricas se sobrecargan por el mayor uso de los sistemas de aire acondicionado y el suministro de agua alcanza sus límites debido al aumento de la demanda y a las pérdidas por evaporación. Las pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos y climáticos ascenderán a más de 13.400 millones de euros solo en 2023.
Retos para el desarrollo urbano
Deficiencias en la adaptación
Un análisis de 24 ciudades europeas muestra claras carencias en la adaptación a las olas de calor. Muchos planes climáticos siguen centrándose en la protección contra el frío, mientras que los riesgos relacionados con el calor suelen descuidarse. Las ciudades del norte de Europa, en particular, no están suficientemente preparadas para los nuevos retos.
La falta de datos detallados y de mapas de vulnerabilidad de las ciudades dificulta el seguimiento y la evaluación de las medidas existentes. También faltan estrategias específicas para los grupos de población especialmente vulnerables.
Dimensión social del estrés térmico
El calor es también un problema social. Los habitantes de viviendas mal aisladas, sin acceso a zonas verdes o con bajos ingresos se ven especialmente afectados. La desigualdad social se ve agravada por la desigual distribución de las medidas y recursos de protección contra el calor.
Posibles soluciones: Cómo pueden responder las ciudades a la "Europa del calor
Soluciones basadas en la naturaleza e infraestructuras verdes y azules
Las ciudades tienen que adaptarse y ser más resilientes. Entre las medidas más eficaces figuran
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Ampliar los espacios verdes: los parques, los bosques urbanos y los tejados verdes proporcionan refrigeración por evaporación y sombra.
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Crear elementos acuáticos: Estanques, fuentes y ríos renaturalizados tienen un efecto refrescante y mejoran el microclima.
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Desprecintar: reducir las superficies selladas permite que el agua de lluvia se filtre y refresca el ambiente.
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Principio de la ciudad esponja: las ciudades se diseñan para absorber, almacenar y liberar lentamente el agua, lo que contribuye a refrescar y adaptarse a las lluvias torrenciales.
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Medidas técnicas y estructurales
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Materiales de construcción reflectantes y de colores claros: reducen el calentamiento de edificios y calles.
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Fachadas y tejados verdes: las plantas en los edificios y alrededor de ellos reducen la temperatura superficial y mejoran la calidad del aire.
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Sombreado: árboles, pérgolas y toldos protegen de la luz solar directa.
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Tecnología de construcción innovadora: los sistemas de ventilación inteligentes y las tecnologías de refrigeración pasiva reducen la energía necesaria para el aire acondicionado.
Gobernanza y planificación
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Planes integrados de protección contra el calor: las ciudades necesitan sus propias estrategias de adaptación a los periodos de calor, que se revisan y desarrollan periódicamente.
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Toma de decisiones basada en datos: El seguimiento y la cartografía de los focos de calor permiten adoptar medidas específicas.
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Implicación de la población: el trabajo de relaciones públicas y el diseño conjunto fomentan la aceptación y la eficacia de las medidas de adaptación.
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El futuro de la resistencia urbana en Europa
Los retos que plantea la „Europa del calor“ seguirán aumentando. En 2050, dos tercios de la población mundial vivirá en ciudades: la necesidad de hacer que las zonas urbanas sean resistentes al clima es más urgente que nunca. Solo mediante una combinación de medidas basadas en la naturaleza, técnicas y sociales podrán las ciudades contrarrestar las consecuencias de las olas de calor extremas y garantizar la calidad de vida de sus habitantes.
La transformación hacia una ciudad resiliente al clima requiere visiones a largo plazo, enfoques innovadores y una estrecha cooperación entre la política, la administración, la ciencia y la sociedad civil. Las experiencias de los últimos años y las previsiones para las próximas décadas lo dejan claro: adaptarse a la „Europa del calor“ no es una opción, sino una necesidad para el desarrollo sostenible de las zonas urbanas.
Los periodos de calor extremo se han convertido en la nueva normalidad en Europa. Las ciudades están en el centro de los retos y de las soluciones. Con medidas específicas, conceptos innovadores y un desarrollo urbano socialmente equilibrado, pueden ser más resilientes y proteger la vida de sus habitantes incluso en tiempos de cambio climático.
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