En su casa Jacaranda, José Francisco García-Sánchez trabaja con un uso parco de materiales y formas bien pensadas. De este modo, sitúa su villa en la tradición del modernismo español.
Su Casa Jacaranda es radical, dice el arquitecto José Francisco García-Sánchez. Radical en su materialidad, radical en su simbolismo, en su referencia al paisaje, en su abstracción, incluso en su uso de la luz natural. También es impresionantemente bello, y eso García-Sánchez no lo dice.
La ubicación de la casa Jacaranda es impresionante. La villa está situada en lo alto de una colina con vistas al Mediterráneo, en el Parque Nacional de Cabo de Gata-Níjar, cerca de la ciudad portuaria andaluza de Almería. Para poder construir en la escarpada parcela, el arquitecto y los clientes la aterrazaron y fortificaron con balates, los tradicionales muros de piedra seca.
El arquitecto ha colocado un edificio cúbico de dos plantas en la mayor de las terrazas. Los residentes pueden acceder a la terraza orientada al mar desde la planta baja. A continuación, pueden acceder a la amplia zona exterior de Villa Jacaranda. Ésta conecta casi a la perfección con el gran salón-comedor con cocina americana, que ocupa casi toda la planta baja. En el extremo opuesto, la zona exterior se funde en una piscina infinita. Detrás, el vasto paisaje se abre con el mar Mediterráneo al pie de la colina.
Pilares como protección contra la intemperie
La planta superior se encuentra al nivel de la terraza inmediatamente superior. Por tanto, el acceso a la casa se realiza desde aquí. También desde este nivel se accede al garaje integrado en el cuerpo de la casa. Los tres dormitorios de la casa Jacaranda también se encuentran en la planta superior.
José Francisco García-Sánchez utiliza ventanas de cristal de suelo a techo para abrir la planta baja de la villa por dos lados. Por esta razón, el arquitecto colocó cinco grandes pilares poligonales delante del frente de ventanas en el lado inclinado de la casa, que soportan la carga de la planta superior. Al mismo tiempo, protegen de la intemperie a las paredes acristaladas. Para conseguirlo, García-Sánchez ha dado a cada uno de los pilares una forma diferente, de modo que ofrezcan una protección óptima contra el sol y el viento. Los pilares también sirven como elemento de diseño. Según la perspectiva, parecen macizos y sólidos o casi esbeltos. En la planta superior, en cambio, una celosía de estrechos pilares cuadrados orientados hacia el valle sirve de protección solar para los dormitorios.
Los infinitos caminos de la Casa Jacaranda
Un total de tres escaleras conectan los distintos niveles de la Casa Jacaranda. Además de la escalera principal en el centro, hay dos escaleras de servicio en los extremos. Con esta disposición de la villa, José Francisco García-Sánchez también quiere cuestionar las rutas clásicas de movimiento en la casa, que tienen un punto de partida y un punto final. En la Casa Jacaranda se pueden recorrer caminos teóricamente infinitos a lo largo de rutas cambiantes. Además, se puede entrar o salir de todas las habitaciones por más de una entrada. Por ello, siempre deben entenderse al mismo tiempo como pasillos. Esta forma de paso, dice el arquitecto, contribuye significativamente a la sensación de vivir en la casa.
Sólo a primera vista la piel exterior de la Casa Jacaranda parece uniforme. Entonces el observador se da cuenta de que el arquitecto ha unificado las zonas de ladrillo y hormigón de la fachada utilizando un color blanco. Mientras que la planta superior está construida con ladrillo irregular de pequeño tamaño, las demás zonas de la fachada son de hormigón. Sin embargo, las juntas de encofrado repiten los rectángulos transversales de los ladrillos a mayor escala, creando una conexión formal entre ambas zonas. Con esta combinación de hormigón y ladrillo, José Francisco García-Sánchez hace referencia a una tradición constructiva específica de España de los años sesenta y setenta. El arquitecto cita como modelos a Javier Carvajal, Fernando Higueras y Miguel Fisac.
Por cierto, la Casa Jacaranda no sólo es radical y hermosa, sino que también se esfuerza por ser sostenible. Genera energía fotovoltaica y recoge el agua de servicio en sus numerosas terrazas y patios.
Rojo en lugar de blanco, Portugal en lugar de España: La Casa Azul de Ricardo Bak Gordon no es menos espectacular que la Casa Jacaranda.
