30.03.2025

Barkow Leibinger sobre el Mariendom

Iglesia de peregrinación en Neviges por Gottfried Böhm

Catedral de Santa María,
Frank Barkow y Regine Leibinger,
1969 D.C.

En su libro „Reminiscencia“, Benedict Esche y Benedikt Hartl retratan la especial relación entre edificio y arquitecto. En él, arquitectos pioneros dan su opinión, escribiendo sobre su influencia arquitectónica y el impacto de ésta en su propia obra. Frank Barkow y Regine Leibinger explican la importancia de la iglesia de peregrinación de Gottfried Böhm en Neviges:

„Sería fácil imaginar que Gottfried Böhm fue galardonado con el Premio Pritzker en 1986 únicamente por la importancia de la Mariendom, su iglesia de peregrinación en la pequeña ciudad de Neviges. El edificio es un logro asombroso: la culminación de las más altas exigencias del expresionismo alemán, realizado como una verdadera corona de la ciudad – una obra maestra perfecta. Tectónica y materialmente un acto violento del Nuevo Brutalismo, está en consonancia con la famosa cita de Peter y Alison Smithson: „El Brutalismo busca responder a la sociedad de la producción en masa y arrancar una poesía cruda de las confusas y poderosas fuerzas en funcionamiento“. Terminada en 1968, la iglesia aúna radicalmente las fuerzas de una época extremadamente turbulenta en la que se rechazaba política, cultural y socialmente una estética tecnificada en favor de una estética escultórica, subjetiva y arcaica. Böhm ha desarrollado con sensibilidad y prudencia una forma de edificio que se integra en la pequeña ciudad, por un lado extrañamente abstracta y al mismo tiempo formalmente parecida a las formas de los frontones de los edificios circundantes.

Todas las superficies del edificio, es decir, el interior, los muros exteriores y el tejado, son de hormigón in situ. La planta se caracteriza por un contorno ondulado que forma una secuencia de nichos en forma de celda. Éstos aumentan en altura y definen así un volumen de construcción cristalino. La envolvente asimétrica y envolvente del edificio refuerza esta impresión visual. Al entrar en la iglesia, los visitantes se ven envueltos en la oscuridad, lo que les obliga a esperar a que sus ojos se aclimaten a la escasa luz del día. Sólo entonces se reconoce una luz sublime, que brilla a través de las profundas ventanas de la iglesia y penetra en la penumbra casi mística. Diseñadas por el propio arquitecto con figuras simbólicas como una serpiente, una rosa o el Espíritu Santo en forma de complejos patrones geométricos y colores, las ventanas evocan una luz magnífica, vibrante y saturada que ilumina la oscuridad: un interior contemplativo e introspectivo de extraordinario poder. Böhm recuerda a una joven generación de arquitectos, altamente equipada con tecnologías digitales, de lo que es capaz el puro poder de la invención arquitectónica: crear una arquitectura radiantemente auténtica. Versado tanto en arquitectura como en escultura, Böhm sintetiza ambas disciplinas a la perfección. La hermosa y pequeña maqueta metálica de la iglesia, situada en el patio, es un humilde monumento a este gigantesco logro“.

Puede encontrar más información sobre el libro aquí

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