Abierto: De la cochera al edificio de viviendas

Los arquitectos Buchner Bründler demuestran su pasión por los materiales, la luz y el cubismo en la reconversión de una cochera en Basilea. Las audaces intervenciones han hecho habitable el edificio de la calle Missionsstrasse. El objetivo principal era aportar luz natural al interior.

En las inmediaciones de la puerta de Spalentor se encuentra un patio interior en forma de parque protegido de la calle. En este lugar hubo una villa que fue demolida a principios del siglo XX para construir el perímetro actual. Se conservó la cochera perteneciente a la villa, construida en 1880. El edificio de servicio original estaba separado por un macizo muro de piedra de cantera en una zona de servicio con establos, cochera y pajar y una zona de estar para los sirvientes. El tejido del edificio no se alteró en el curso de la reconversión y fue uno de los retos para la conversión de la cochera en edificio residencial.

Debido a los muros cortafuegos de doble cara, a los que la cochera está conectada por el sureste y el suroeste, sus interiores apenas reciben luz natural directa. Introducir la luz en un edificio significa abrirlo. La estructura portante de la cochera, el macizo muro de piedra de cantera y los dos muros cortafuegos hacían casi imposible este sencillo principio para Buchner Bründler. La solución fue una especie de „casa dentro de la casa“, es decir, un edificio nuevo dentro de los muros antiguos.

Los pisos superiores, construidos en hormigón claro de cemento de cal, descansan sobre cuatro columnas de hormigón. Sin embargo, éstos no están colocados en las esquinas del edificio, sino más al centro, delante de los muros. Dos vigas conectan estos pilares, formando una cruz latina. El techo de vigas de la planta baja también se transformó en un techo híbrido añadiendo una gruesa capa de hormigón. La activación de componentes y el pulido del hormigón crearon suelos robustos y atractivos. Con sus llamativos pilares y vigas, la nueva estructura portante parece una mesa sobredimensionada que sostiene la casa desde el interior, incluida la chimenea de hormigón que cuelga del techo hacia el espacio habitable.

En cierta medida, la sección transversal de estos techos refleja la actitud de todo el diseño: Utilizar, conservar y hacer visible lo que hay, pero también intervenir radicalmente cuando sea necesario. Buchner Bründler responde a la desfavorable situación lumínica con una composición espacial abierta. El nuevo sistema portante crea una variedad de espacios de forma situacional. En las dos „esquinas traseras“ de la cochera, los techos de las plantas se retiran diagonalmente de los muros exteriores, creando dos atrios triangulares a la altura del edificio. Unas claraboyas triangulares iluminan los atrios desde arriba, dándoles la apariencia de canales de luz. El sólido muro de piedra de cantera se abre mediante una incisión circular de dos pisos, uniendo así las dos partes del edificio en una sola unidad.

Buchner Bründler trasladó el motivo circular a la fachada: una gran ventana de ojo de buey está colocada en el hastial del ala residencial. En el antiguo establo se ampliaron los huecos de fachada existentes y se añadieron otros nuevos. El lado corto del antiguo cobertizo está generosamente abierto por una puerta corredera doble cuyo dintel con carril guía se prolonga sobre la fachada principal hacia la zona ajardinada. A pesar de las numerosas intervenciones y las diferentes formas, la fachada parece armoniosa. El aspecto característico de la histórica piedra de cemento se ve acentuado por los marcos de roble de las ventanas, una armoniosa combinación de lo antiguo y lo nuevo. El tejado se renovó y se volvió a cubrir con pizarra, en consonancia con su historia.

Las inesperadas perspectivas y sorprendentes vistas creadas al abrir la estructura espacial crean cierta tensión entre los espacios interiores. Se caracterizan por el hormigón visto, las superficies lisas enlucidas, las superficies de piedra natural lavada y la madera de abeto y roble. Por un lado, estos elementos confieren a la antigua cochera una materialidad táctil y viva y una atmósfera espacial agradable, mientras que, por otro, la interacción de materiales en gran parte sin tratar crea un encanto agreste que refleja el pasado del edificio.

Buchner Bründler siguió el carácter de la antigua cochera con sus intervenciones y trató de conservar la mayor parte posible de la sustancia y hacerla tangible. A pesar del éxito de la reconversión, en tiempos de escasez de viviendas se plantea la cuestión de si el edificio existente, con sus aproximadamente 400 metros cuadrados de superficie útil, no podría haberse convertido en un hogar para muchas más personas en lugar de una vivienda unifamiliar. Un argumento de peso en contra era, sin duda, la enorme reducción de la calidad de vida debida a la orientación norte, y también era dudoso que el antiguo edificio pudiera haber aprovechado así sus cualidades.

Proyecto de reconversión en Oporto: La oficina portuguesa OODA rehabilitó un edificio residencial en ruinas y lo transformó en un edificio moderno, pero tradicional.